Ha pasado más de un año desde la última vez que te escribí, desde la última vez que te conté, desde la última vez que desembolsé mi memoria y te la confié creyendo que me la respetarías. Y, cosa extraña, así fue.Te abandoné hace un año sin saber muy bien por qué, sin motivos aparentes, quizás los últimos sentimientos que en tí deposité me dejaron vacío y sin ánimo de hablarte.
Pero ha pasado un año, un año de emociones, de tristezas, de alegrías, de vida... míro atrás y, aunque te pueda parecer mentira, descubro que ha sido uno de los mejores de mi vida, uno de los años en los que más he aprendido de los demás y, sobre todo, de mí mismo.
Año de cambios en lo interior y con el exterior. He ganado en serenidad, en valentía, en alegría y en claridad de ideas.
Un año en el que, tristemente, he aprendido que vale más tener un buen padrino que esforzarse sin medida por algo que, aunque lo consideres tuyo, no lo es. Un año en el que he vuelto a encontrame con la vida de verdad, la que me espera en casa, la que me llama disfrutar en mis ratos de ocio
Este año he aprendido en quién puedes confiar y en quién... bueno (¡¡parece mentira a mis 41 años!!).
Un año en el que he aprendido que para algunos todo vale pero, lo mejor, he comprendido que para mí no. Para mí no todo vale.
Un amigo arquitecto me dijo una vez "yo no seré rico porque los demás ven dinero donde a mí me da vergüenza verlo". Efectivamente, este se ha convertido en un país de aprovechados, de trepas, de la cultura del enchufe y del mínimo conocimiento. Un país en el que se premia la charlatanería más que el esfuerzo. Un país en el que uno tiene que aguantar cómo inútiles con don de palabra cobran indecentes cantidades de dinero por un trabajo mal hecho y encima se permiten calificar de chapuceros a los que se atreven a enfrentarlos con la verdad de su inutilidad e ignorancia.
En fin, retomo mi contacto contigo con una perspectiva diferente de las cosas y en un momento en el que quién más valora mis cualidades soy yo mismo. por una vez me permito prescindir de los demás para sentirme querido.